martes, 25 de agosto de 2009

LA MONTAÑA NO ENTIENDE DE SENTIMIENTOS

A raíz de la reseña de mi hermano en su blog: http://donenri4z.blogspot.com/

el Latok II me hizo pensar en las circunstancias en las que han muerto tantos y tantos montañeros en las cumbres o cerca de ellas. ¿POR QUÉ SUBIR A UNA MONTAÑA? "Porque están ahí". (Esta respuesta unos dicen que la dio Mallory, otro de los que dejó su vida en el año 1924 dejando la leyenda de si consiguió hacer cumbre en el Everest junto a Irving; otros se la atribuyen a Lionel Terray, que junto a Maurice Herzog consiguió en 1950 el primer ochomil: el Annapurna;...).



En Zermatt, a los pies del Cervino o Matterhorn se encuentra un cementerio a montañeros, con sus piolets en las lápidas... las circunstancias que llevan a las personas a subir, arriesgar, entregar tanto por una vista, un sueño de cima, sólo las pueden conocer aquellos que han madrugado para ver salir el sol desde una cumbre, los que han soñado con ascender hasta... Yo tengo en mi recuerdo a Pablo Salas, que dejó su vida en el Mont Blanc en el 2000, compañero del instituto; no de aula pero sí de mi edad.



Óscar es otro ejemplo de cuerpos que habrá que rescatar cuando las capas de nieve desaparezcan, otro cuerpo que reposa haciendo algo que le gustaba pero que otros tantos no pueden entender. Algo que no tiene explicación para nadie. Como no la tiene qué hacía Manolo Salazar en la cara oeste del Mulhacén un verano perdiendo la vida, tras haber estado en montañas más difíciles, con más riesgos... Y es que la muerte no entiende de parámetros lógicos. La muerte llega, y ya está.



Es un homenaje a Óscar, uno de tantos que le habrán dado, sobre todo os ilustrará a los que no sepáis de qué hablo.
http://www.youtube.com/watch?v=t5r1xMn5m7E

1 comentario:

Anónimo dijo...

Preciosa reflexión.